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 Hola, soy una mirada furtiva.

 

 No tengas miedo, solo soy una de las muchas que se cuelan diariamente entre los microscópicos agujeros de la tela que envuelve la curvatura de tus senos, en un vago e infructuoso intento de habitar tu piel. No me mires con esa cara de asco, no pretendo ofenderte, ni herirte. No vengo con banderas de odio o guerra. Mi estandarte es blanco, el mismo color de las sabanas que sé que nunca probarás. Mi estandarte es rojo, como mi corazón que se pone en forma cada vez que se cruza en tu camino. Mi estandarte es azul, la calma y tranquilidad que me otorga la sonrisa que se me dibuja con tu presencia. No quiero nada más que pasearme unos segundos por tu escultura e irme sin dejar marca. Aunque no lo creas eres una diosa capaz de dar vida o quitarla, y solo deseo que cuando sostengas la balanza tengas en cuenta que ese pequeño, mísero, e inofensivo momento puede suponer un cambio radical en el color de mi día.

 

 Decidas lo que decidas, ten en cuenta que si atraes esa mirada es por que tú eres guapa. Tú, no esa que hay en el póster del autobús. Tú, no la que acapara la televisión. Tú, tú, tú. Tú eres real. Y lo más importante, tú eres única... Lo otro, solo son copias artificiales, envidiosas porque nunca alcanzarán tu exclusiva belleza.


 Y no. Sé que te lo planteas, pero no. No es un preludio que tenga una finalidad. No es una taza dulce que me vaya a cobrar. No es un espectáculo barato que busque tu sonrisa fácil. Es la cruda, dura y pura verdad sin adulterar. Sé que no vas a creerme. Pensarás que estas palabras van dirigidas a otra: más joven, o más adulta; más delgada o más rellenita; con más pechos; con menos barriga; sin estrías, ni tanto molesto vello. Y me entristezco, porque nunca entenderás que son esos pequeños detalles que tanto te desagradan, los que han atraído mi mirada, ganándose un nombre en mi mente...

 

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 "Aceptaros y quereros... Nadie es igual que vosotros, sois únicos. Y compadeceros de los estereotipos que nos han embutido en la cabeza para vender ropa o cosméticos, ya que ellas y ellos no lo son, ni lo serán nunca". H. Climent

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