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 Todo empezó con las abejas...

 

 "La población de abejas en descenso..." "En peligro de extinción..." "Mueren las últimas abejas en el viejo continente..."

 

 La gente leía muy por encima las escondidas noticias sobre el tema, entre reportes más importantes (como la vida de otras personas mucho más relevantes, o los resultados deportivos de la semana). Y sin que nadie se percatara los supermercados se llenaron cada vez de más sucedáneos de miel, y de menos frutas y verduras...

 

 Luego los cambios de temperatura...

 

 "Veinte muertos por ola de calor en marzo..." "Temperaturas invernales a principios de septiembre..." "Cultivos perdidos por las fuertes granizadas..."

 

 Y la gente siguió paseando tranquilamente por las calles... Leyendo o escuchando con una forzada mueca de desagrado las recientes noticias, mientras seguían caminando con los brazos cruzados, o viajando a grandes velocidades en sus primitivos vehículos escupe muerte. Mientras tanto, afuera de los cristales, en los escasos paisajes entre hormigón y hormigón, el verde se volvía marrón.

 

 Entonces todo se precipitó. El tablero ya había sido preparado desde hacía demasiado tiempo, y las fichas de dominó empezaron a caer. Los ojos despertaron al ver los precios del alimento, y de como sus menguadas carteras no se los podían permitir. Nuevos alimentos, con seis y ocho patas, intentaron suplir el vacío en los estómagos. Pero ya era tarde... Y lo que antaño parecía una fuente inagotable, empezó a escasear y morir, imitando el resto de formas de vida del planeta.

Solo se podía palpar una ecuación reinante en todo el mundo: muchas bocas + poca comida = mucha sangre. Y la muerte se frotó las manos, pues le tocó trabajar cien veces más que en cualquier otro punto de la existencia humana. Miles; decenas de miles; centenas de miles; millones; cientos de millones; miles de millones...

 

 Sería imposible y estúpido intentar averiguar cuando empezó. Pero sería aún más estúpido fingir que no se podía prever el resultado décadas antes del final de la historia.

 

 Y ese final, es mi principio.

 

 "Soy una hija del futuro. Os miro desde delante con odio. Y solo espero que no se os atragante el presente que tan veloz y despreocupadamente saboreáis"

Camino inevitable
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