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 Gotas saladas en la costa. Me siento enfrente de ella, y oteo sin miedo ni esperanza el humedo horizonte, a través de dos borrosos cristales. No soy valiente, el miedo es para los que tienen algo que perder, y yo ya lo he perdido todo. No soy pesimista, la esperanza es para los que aun tienen fe, pero la mía la quemó el tiempo. No siento nada: ni la arena bajo mis pies desnudos, ni el agua que los calza. Solamente intuyo los fríos brazos del viento, arropándome, e intentando substituir los ausentes. Los años han transformado la duda en certeza. Largos años de sueños prorrogados. Largos años de sueños ahogados. Él no vendrá.

 

 Oteo sin miedo ni esperanza el humedo horizonte, a través de dos borrosos cristales... Intentado encontrar el punto en el que el océano me lo arrebató...

Horizonte
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